el Preavance
no aporta un modelo explícito sino que adopta una línea basada en cambios
cualitativos e intervenciones a distintas escalas en número limitado:
metabolismo urbano y prótesis biónicas
sobre un armazón reciclado y mejorado, con algunos refuerzos y ampliaciones. Si
se junta todo se puede componer la imagen mental de un modelo territorial
(implícito), que sugiere algunas observaciones puntuales:
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La
estrategia de incidir metabólicamente sobre el tejido fino de las áreas
funcionales, enfocando temas cualitativos, parece sumamente adecuada… si se
aplica a aquellas porciones de la ciudad cuyos procesos de formación y /o
lógica son coherentes con lo que la norma quiere hacer. Si no, -y véase la
sorprendente referencia a Centros Comerciales- los tipos de cambios cualitativos
y flexibilidad de usos que se anuncian, pueden dar lugar a cualquier cosa.
-
La
propuesta de actuar sobre la calidad del continuo urbano (especialmente al
interno de la Almendra Central) mejorando la calidad urbana de determinadas
vías-ejes, y operando con el concepto de manzanas (virtuales) de mayor tamaño,
se considera sumamente acertada. Es coherente con los objetivos de
sostenibilidad calidad ambiental urbana,
y está en sintonía con el ‘estilo’ de actuaciones aconsejables en el momento
actual. Debería ahondarse en ello, sopesando, en todo caso, qué cosas más
genéricas habrían de ser materia de plan y cuáles deberían ser materia de o de
otros mecanismos de ordenación, propuesta y/o proyecto. Y debería ahondarse más
en cual podría ser su aplicación más allá del tejido reticular mallado.
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Del
mismo modo, reconocer el carácter estructurante (y fijo) de los grandes
elementos de infraestructura de movilidad existentes, es una postura acertada;
especialmente en un contexto cómo el actual en el que no cabe esperar -y mucho
menos apostar- por grandes nuevas infraestructuras. Ahora bien, además de
reconocerlo es necesario saber cómo utilizarlo, y para qué; y como
asumirlo-integrarlo urbanamente. El Preavance no habla expresamente de ello
(aunque lo hace a través de algunas de sus otras recomendaciones).
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El
tratamiento conjunto de los temas de centralidad, nodalidad, accesibilidad y
visibilidad es cuanto menos confuso; confusión que achacamos tanto a la
ausencia de conceptos claros como a la
(correspondiente) inexistencia de un apoyo teórico, de un modelo o al menos de
una estrategia de conjunto.
-
La
estrategia implícita parece responder a la voluntad de crear espacios de
oportunidad para cualquier oportunidad: aquí tenemos de todo, y lo tenemos allí
donde podemos.
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Hacer
de las autovía, autopistas o radiales ejes-escaparate de actividades económicas
las vacía de otros posibles cometidos
urbanos, o al menos los dificulta.
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Se
refuerza extraordinariamente la centralidad del centro; de muchas maneras:
trasporte público y privado, mejoras ambientales, especialización comercial, de
otros contenidos de uso, de imagen e identificación y ocio colectivo, de… pero no se miden o evalúan las consecuencias.
Las consecuencias internas tienen que ver con la limitada capacidad del Centro
a la hora de asumir cambios profundos de intensidad y tipo de uso, sin
degradación de su patrimonio, de la escena urbana, de los usos actuales o
deseables, o de los modos de apropiación colectiva de su espacio. Las externas
apuntan a que la centralidad reforzada del Centro: debilita la posibilidad de
otros nodos (nodos que no centros), salvo aquellos que la lógica del consumo
centrifuga a localizaciones periféricas (centros y áreas comerciales…); e
incrementa las relaciones de dependencia especializada periferias-centro.
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Hablar
a la vez de ejes, de zonas y de nodos… es perseguir a la vez todos los soles.
Aunque no lo dice directamente, el Preavance parece inclinarse por el concepto
de red, casi metafórico caracterizado
por elementos trenzados con líneas o trayectorias de continuidad (red = ‘red’);
frecuente y muy usualmente (¿?) empleado
en lo relativo a espacios libres. Con independencia de lo que se pudiese
comentar respecto de los sistemas/red de espacios libres, al hablar de otras
cosas -y las actividades económicas son otra cosa- hay nociones o modelos alternativos
de red más acordes con la realidad urbana madrileña y con lo que de ella se
pretende. Observando la anatomía del continuo madrileño surge, por ejemplo, la imagen de una red nodal discontinua… con
nodos de muy distintas escalas, ocasionalmente formados por segmentos lineales
razonablemente cortos… no necesariamente enlazados con otros elementos de la
red. Puede haber otras: Madrid habla más de galaxias que de enlaces trenzados.
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Hablar
de suelo para uso global de actividades económicas en general -incluso a nivel
de avance- puede ser una simplificación excesiva. Un alto porcentaje de
establecimientos (de la industria, la transformación, la contingentación y la
logística) requiere ámbitos zonales propios, sin prejuicio de que puedan
convivir con otros usos cualificados. Aunque se entiende bien el deseo simplificador
del Preavance, agregando todos los usos de actividades económicas bajo el mismo
nombre, parece aconsejable profundizar más teniendo en cuenta los tipos de
relaciones uso-territorio.
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Al
centrarse tanto en los grandes elementos
dotacionales, el Preavance parece como mínimo dejar ‘para después’ lo relativo
a otros elementos dotacionales, autónomos, complementarios o cotidianos. No es tema
menor, pues se trata de piezas esenciales íntimamente relacionadas con aspectos
clave de accesibilidad, centralidad, nodalidad y carácter y uso del espacio
urbano.
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El
Preavance pone tanto énfasis en las actividades económicas (avanzadas) que
desdibuja las que podrían ser sus propuestas territoriales en materia
residencial; especialmente al manifestarse de modo tan ambiguo respecto de lo
que ha quedado de la estrategia del sureste. Si en algo se nota la estrategia
continuista es en lo relativo al modelo residencial, no solo en cuanto a
localización y cuantías sino, también, en cuanto a características del hábitat
residencial.
Bernardo Ynzenga
Acha
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